En un reciente artículo publicado por McKinsey los autores reflexionan sobre el probable escenario que encontrarán los gestores de las organizaciones a cincuenta años vista. La conclusión es clara y contundente: van a verse avocados a idear e implementar estrategias en un mundo tecnológicamente avanzado, demográficamente complejo y geográficamente diverso.
Las organizaciones que no abran sus mentes más allá de los sistemas tradicionales de gestión, basados en el corto plazo y con la vista puesta exclusivamente en los asuntos financieros, quedarán paralizadas por la magnitud de los cambios que lenta pero inexorablemente están ocurriendo, tratando de gestionar sobre las bases de una intuición obsoleta y con urgencia.
La leyenda del inventor del ajedrez ejemplifica muy bien lo que puede llegar a suceder: “este sabio entre los sabios en la China milenaria, pidió a su emperador como recompensa por su invento una cierta cantidad de arroz que se calcularía colocando un grano en la primera de las casillas y duplicando sucesivamente la cantidad hasta completar los sesenta y cuatro escaques que conforman el tablero. El emperador se alegró por la ingenuidad de la petición y se frotaba las manos hasta que se llegó a la mitad del tablero…”
Se pone de manifiesto la importancia de gestionar, con la vista puesta a largo plazo, aquellos asuntos que si bien no afectan directamente a los resultados a corto plazo, pueden acabar con la viabilidad incluso de proyectos ahora exitosos. Y esto, no otra cosa, es el desarrollo sostenible: gestionar una nueva fuerza productiva, que tendrá que estar preparada para interactuar en un entorno altamente tecnológico, en la que se batallará por el talento; atender las necesidades de una población envejecida que vivirá en metrópolis cada vez más grandes; idear la forma de trabajar con nuevos recursos, alternativos a los tradicionales que escasearán; y, sobre todo, gestionar el necesario cambio que ha de producirse para abandonar la inercia actual, hacia una nueva concepción del mundo y de la forma de valorar lo económico, social y medioambiental.