El reconocimiento de los beneficios que la solidaridad aporta a la sociedad nos plantea el reto de medir lo que está más allá del dinero, el tiempo o los donativos en especie con los que se contribuye a una causa social.
Como contraposición a las terribles desdichas a nivel mundial, que vemos a diario en las noticias, está despertando una conciencia global que se preocupa por el bienestar y la justicia social y está empezando a ver el mundo como su propia casa y a sus habitantes como su propia familia.
Esta ola de necesidad solidaria, está facilitando que cada día surjan miles de organizaciones que colaboran en causas sociales de todo tipo. Estas organizaciones se encuentran con el reto de medir su labor más allá de contar el número de beneficiarios alcanzados o el dinero invertido en los proyectos.
Todos los contribuyentes a actividades sociales, sean organizaciones sin ánimo de lucro, empresas que hacen actividades sociales, o voluntarios que contribuyen con su tiempo para mejorar la condición humana, quieren conocer cómo ha cambiado la vida de las personas ayudadas o cómo ha mejorado la conciencia medioambiental. Ante esta necesidad de medición del impacto, nos planteamos cómo medir el cariño mostrado en un momento de desesperación. ¿El Amor se puede medir?.
Solo podemos medir lo que es finito, lo que un día comienza y otro se acaba, no podemos medir el potencial de amor, de inteligencia, de energía, etc. que somos.
Tan solo podemos contar lo que hacemos y observar si con nuestras acciones hemos conseguido el objetivo previsto.
Para esto, se hace necesario el uso de una Contabilidad del Beneficio Social, con un lenguaje común, y una herramienta global.
Conozca más sobre medición en nuestro Taller de Medición Sencilla de Proyectos Sociales y su Impacto que realizaremos el próximo 29 de marzo en el Impact Hub Alameda. Más información.