En el contexto actual, analizando el panorama nacional, las organizaciones necesitan reequilibrar la balanza entre la responsabilidad interna y la responsabilidad externa. Parece evidente que, inicialmente, tiene que ponerse el foco en lo interno, en el mantenimiento del negocio y la atención/protección de los miembros del equipo.
Pero es algo que no puede hacerse al margen de las administraciones cuya responsabilidad debería focalizarse, superando las diferencias de ideología, en reflotar la economía y frenar la sangría del desempleo, un tema crítico socialmente para no dejar a nadie atrás. Sin olvidar que hay que dar respuesta a la crisis sanitaria, la crisis del cambio climático y la desigualdad.
Todo ello sin perder de vista el otro lado de la balanza, la responsabilidad externa, que tiene que poner el foco en la oferta de productos y servicios que satisfagan las necesidades de la sociedad y una acción social centrada en la comunidad y la protección del medio ambiente.
