Quizás, la lección más importante que se puede aprender, es el entendimiento de los gestores de este equipo de la importancia de poner por delante unos principios y valores como guía de sus actuaciones y fijar el foco en la gestión del grupo humano que constituyen los jugadores, en primer lugar, y el resto de las personas que integran el equipo (entrenadores, trabajadores, etc.) Y cómo esto les ha hecho alcanzar la cúspide de del éxito, siendo un equipo con unos ratios de victorias incontestables, muy por encima de otros, de larga tradición, que se gestionan orientados exclusivamente a los resultados deportivos. La gestión guiada por un propósito fundamentado en unos principios y valores, que pone el foco en las personas del equipo, lejos de ser un tema ajeno o paralelo al core de la actividad, se convierte en la clave para obtener mejores resultados que los competidores que practican exclusivamente la orientación al resultado. Y si no véase, salvando las distancias, lo que sucede con el equipo nacional de futbol español que se sustenta en un modelo de clubes orientados, en mayor o menor medida, a los resultados deportivos vía grandes dispendios económicos.
Esto me ha llevado a considerar los diferentes tipos de organizaciones y de qué forma persiguen la consecución de impactos sociales y medioambientales. Así, sin ánimo de entrar en profundidades, podemos distinguir:
- La Administración pública. Entidad que administra, es decir, al organismo público que ha recibido del poder político la competencia y los medios necesarios para la satisfacción de los intereses generales. Estos recursos provienen básicamente de los impuestos.
- Las organizaciones empresariales. Organización o institución dedicada a actividades o persecución de fines económicos o comerciales para satisfacer las necesidades de bienes o servicios de la sociedad.
- Las organizaciones no lucrativas. Entidades cuyo fin no es la persecución de un beneficio económico, sino que principalmente persigue una finalidad social, altruista, humanitaria, artística o comunitaria. Este tipo de instituciones por lo general se financian gracias a ayudas y donaciones derivada de personas físicas, empresas, e instituciones y organizaciones de todo tipo, y en algunos casos también se reciben ayudas estatales puntuales o regulares.
- La empresas sociales. Organizaciones, emprendedores que dedican su actividad profesional a solucionar un problema de la sociedad o el medio ambiente o empresas híbridas que buscan rentabilidad a través de actividades sociales.
Volviendo al ejemplo que nos proporcionan los All Blacks, lo importante es tener bien claro el propósito bien sea satisfacer los intereses generales, proporcionar un bien o servicio necesario para la sociedad, o cubrir temas específicos sociales y/o medioambientales no alcanzados por otras instancias; y llevarlo a la práctica adoptando un modelo organizativo eficiente, responsable y sostenible, basado en las personas. Un negocio responsable y sostenible concebido para proporcionar, por ejemplo, tornillos a la sociedad, cumpliendo el propósito de aportar un bien para la sociedad, es igualmente necesario e importante que una empresa con propósito social que atienda a una comunidad desfavorecida construyendo edificaciones con dichos tornillos. Cada una en su rol, cumpliendo su propósito, está generando un impacto positivo, con modelos organizativos válidos.
Este tema no es tan trivial, aunque puede parecerlo, cuando el grupo de expertos encargados por la Comisión Europea ha necesitado, en el borrador del documento de la Taxonomía social, un buen número de páginas para justificar esta distinción y establecer las condiciones para poder considerar que un producto o servicio realiza una contribución social sustancial (sic) y, así mismo, para poder atribuir a las operaciones un impacto social positivo.