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¿Se puede cambiar el enfoque ODS en pos de mejores resultados?

26/03/2020
Manuel Tejedor - Director de Estudios e Innovación en MAS Business

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Entramos en la última década prevista por la Agenda 2030 de Naciones Unidas para alcanzar las prioridades marcadas en las metas que despliegan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se está produciendo la paradoja de ver que, por un lado, se está realizando llamadas a la acción, para alcanzar las citadas prioridades, y que, por otro lado, se están publicando un amplio número de informes de organizaciones señalando su alineamiento y grado de contribución a los ODS.

El informe UN's Sustainable Development Goals Report 2017 cita que «el nivel de progreso en muchos ámbitos es mucho más lento de lo que es necesario para alcanzar los objetivos para 2030», realizando una urgente llamada a la acción. Pero, mientras se trabaja duro para alcanzar los objetivos globales, ¿cómo puede evitarse la atribución desmedida y la falta de concreción en las verdaderas prioridades?

En primer lugar, tomando conciencia de que no se ha entendido que la agenda 2030 marca unas prioridades muy específicas y no se está poniendo el foco en ellas. Se están tomando los principios aspiracionales globales que marcan la definición de los ODS, sin descender a las metas a la hora de definir programas y acciones. Y, en algunos casos, se está clasificando el business as usual de acuerdo con los ODS, utilizados como contenedores de vistosos colores.

Por ejemplo, en el Objetivo 3, trabajar por garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades (principio aspiracional indiscutible), se recoge muy concretamente las enfermedades prioritarias en su meta 3.3: epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles. Esto no quiere decir que haya que dejar de buscar soluciones para el Cáncer, sino que, a la hora de tratar con rigurosidad y comunicar las contribuciones a la Agenda 2030 hay que referirse a sus prioridades. Se puede hablar con toda propiedad (y hay que hacerlo) sobre lo que se está haciendo en otros ámbitos, como la investigación contra el Cáncer que he citado como ejemplo, pero sin crear confusión y falsas expectativas de cumplimiento del ODS 3 al ligarlo con la Agenda 2030.

Tiene todo el sentido, para responder a esta llamada a la acción de Naciones Unidas, revisar la lista de prioridades marcadas en las metas y establecer programas e iniciativas que tengan por objeto contribuir a la consecución de aquellas en las que se puede impactar. Alinearse con los ODS significa alinearse con sus metas y contribuir a su consecución, en la medida que cada uno pueda. Teniendo muy en cuenta que la agenda 2030 busca conseguir cambios no paliar situaciones: un comedor social está paliando un problema, pero un programa de empoderamiento de las personas que acuden al comedor, para que no tengan que hacerlo más, está persiguiendo un cambio en su calidad de vida y sus capacidades. Esto último es lo que verdaderamente se alinea con el espíritu de la Agenda 2030 (lo primero es un medio)

En segundo lugar, no traicionando la máxima de que para “gestionar hay que medir”. Hay que utilizar métodos rigurosos de medición y análisis de la contribución a la consecución de las prioridades marcadas en las metas. Es lícito y recomendable medir y evaluar otros aspectos en la gestión de los programas e iniciativas, por ejemplo, el resultado de las actividades, pero de cara a la evaluación en 2030 de los impactos en las prioridades de la agenda, necesariamente hay que buscar indicadores coherentes y aportar datos que los midan y analicen (tanto los positivos como los negativos) Este es un problema complejo, por la propia definición de muchas de las metas de los ODS y por el propio proceso de análisis y medición de impactos, que requiere la aplicación de metodologías para asegurar su rigurosidad.

En resumen. Si realmente hay voluntad de aproximarse a la consecución de los objetivos de la Agenda 2030, hay que poner esfuerzos en las prioridades marcadas en las metas y comunicar los resultados acordes con las mismas. Esto no quiere decir que haya que abandonar otro tipo de iniciativas sociales y medioambientales que, si bien es cierto que pueden alinearse con los principios aspiracionales de los ODS, no respondan a sus prioridades específicas para 2030. Para evitar el SDG washing y la confusión, comuníquese en el marco de la Agenda 2030, lo que esté relacionado con las prioridades de la misma y, como otras iniciativas sociales y medioambientales, las que no respondan a ellas. Y, en cualquier caso, hay que plantearse y utilizar metodologías de análisis y medición rigurosas, tanto para la gestión como para la comunicación. noticia
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