Entramos en la última década prevista por la Agenda 2030 de Naciones Unidas para alcanzar las prioridades marcadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se está produciendo la paradoja de ver que, por un lado, se están realizando llamadas a la acción y, por otro lado, se están publicando un amplio número de informes señalando un gran alineamiento y grado de contribución a los ODS.
Si hay voluntad de aproximarse a la consecución de los ODS, hay que poner esfuerzos en las prioridades marcadas en sus metas y comunicar los resultados acordes con las mismas. Esto no quiere decir que haya que abandonar otro tipo de iniciativas que, si bien es cierto que pueden alinearse con los principios aspiracionales de los ODS, no respondan a sus prioridades específicas para 2030.
Alinearse con los ODS significa hacerlo con sus metas y contribuir a su consecución. Teniendo muy en cuenta que la agenda 2030 busca conseguir cambios no paliar situaciones: un comedor social está paliando un problema, pero un programa de empoderamiento de las personas que acuden al comedor está persiguiendo un cambio en su calidad de vida y sus capacidades. Esto último es lo que verdaderamente se alinea con el espíritu de la Agenda 2030 (lo primero es un medio)